Anales de Pediatría (English Edition), Available online 1 March 2024, Pages
Blanca Bravo-Queipo-de-Llano, Talía Sainz, Carmen Díez Sáez, Ester Barrios Miras, Marta Bueno Barriocanal, Juan Alonso Cózar Olmo, Anna Fabregas Martori, Antonio Gancedo Baranda
La exposición a la violencia en la infancia tiene efectos profundos y duraderos en la salud y el bienestar de los niños. Estos efectos pueden manifestarse de inmediato, pero también pueden tener consecuencias a largo plazo que se extienden hasta la edad adulta.
Las experiencias adversas en la infancia (EAI), que incluyen la exposición a la violencia, se han asociado con el desarrollo de diversas enfermedades y comportamientos de riesgo. Las EAI pueden incluir el abuso infantil (emocional, físico y sexual) y la disfunción en el entorno familiar, como el abuso de sustancias o alcohol, enfermedad mental o intento de suicidio, la madre (o madrastra) tratada violentamente, y comportamiento criminal o prisión en el entorno familiar.
La presencia de cuatro o más EAI se ha relacionado con efectos negativos en la salud a lo largo de toda la vida del individuo. Según un metaanálisis reciente, los adultos con antecedentes de EAI tienen el doble de riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, enfermedad pulmonar obstructiva crónica o cáncer en comparación con la población general. Para las conductas de riesgo, abuso de sustancias o enfermedades mentales, el riesgo se cuadruplica, y es siete veces superior para conductas violentas en general.
Además, los estudios indican que los efectos de la violencia en la infancia pueden perpetuarse en las generaciones siguientes, lo que a su vez condiciona el riesgo de exposición a la violencia, enfermedad mental, abuso de sustancias y comportamientos de riesgo.
Los mecanismos fisiopatológicos que explican las consecuencias a largo plazo de la exposición a la adversidad no están claros. Se han propuesto varias vías que podrían explicar las relaciones entre la exposición a la adversidad y el desarrollo neurocognitivo y psicosocial, incluyendo alteraciones en la regulación del estrés, la remodelación de conexiones sinápticas en el hipocampo, la amígdala y las cortezas prefrontal y orbitofrontal medial, y cambios inmunológicos y epigenéticos a nivel de neurotransmisores con aceleración del envejecimiento.
Sin embargo, es importante destacar que no se puede aislar el efecto de las EAI de otros determinantes sociales de la salud. Factores como la pobreza, la inseguridad alimentaria, la inseguridad habitacional, el lugar de residencia o la exposición a tóxicos ambientales probablemente también influyen en las funciones cognitivas, especialmente las ejecutivas, que podrían condicionar un menor rendimiento escolar y un mayor riesgo de psicopatología, con posterior desarrollo de enfermedades crónicas, así como asociarse a la merma de oportunidades en el desarrollo personal, la educación, la profesión y el salario.
Por todo ello, la violencia es una prioridad en salud global. Es fundamental trabajar para prevenir la violencia contra los niños y para apoyar a aquellos que han sido expuestos a la violencia para minimizar sus efectos a largo plazo.
Tabla 5. «Nuevas» formas de
violencia contra la infancia
Maltrato médico infantil (antiguo síndrome de Munchausen por poderes)
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Una persona menor de edad es atendida y diagnosticada de afecciones
que se basan en síntomas referidos por uno de los progenitores/cuidadores, y
conlleva pruebas complementarias, tratamientos y procedimientos innecesarios
y dañinos. La sintomatología más referida es la que se relaciona con
Digestivo, Psiquiatría, Neurología, Neumología y Alergia
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Violencia de género
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Definida en el 2002 por la OMS como todo acto de violencia que por
razones de sexo tenga o pueda tener como resultado un daño o un sufrimiento
físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales
actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se
produce en la vida pública como en la privada
En 1998, la Asociación Americana de Pediatría ya la consideró un problema
pediátrico
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Hijo/a de mujer víctima de violencia de pareja hacia la mujer
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Los hijos e hijas de mujeres víctimas de violencia de género en el
hogar donde viven pueden sufrir cualquiera de las tipologías clásicas de
maltrato infantil. Su detección y atención supone un nuevo desafío para los
profesionales que atienden a la infancia
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Violencia vicaria
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Forma de violencia de género en la que el maltratador genera violencia
contra sus hijas e hijos con el objetivo de continuar el daño a la mujer. En
ocasiones, la mascota también sufre la violencia del maltratador, a la vez
que es indicativa del nivel de violencia en dicha familia
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Violencia de género en adolescentes
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Situación de violencia de género entre adolescentes y en la cual se da
toda forma de violencia física, psicológica, sexual o verbal, y que es
ejercida sobre las adolescentes por sus parejas, exparejas, también
adolescentes, o en un contexto de similar relación sexoafectiva
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Maltrato prenatal
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El consumo de tóxicos de una madre gestante supone una afectación
significativa en la salud de su hijo o hija a lo largo de todo su ciclo
vital, así como exponerlos a un mayor riesgo de sufrir violencia
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Acoso entre pares en el entorno escolar
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Es aquel en que se produce comportamiento agresivo continuado e
intencionado de un alumno o varios sobre otro, existiendo una diferencia de
poder entre el acosador y la víctima. El acosador es reconocido por el grupo
con un estatus superior. Todos los miembros de la comunidad educativa pueden
quedar afectados de distintas maneras en su salud
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Pandillas/bandas
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Las personas menores de edad que pertenecen a pandillas son más
proclives al uso de la violencia y a tener comportamientos antisociales. El
haber sufrido violencia previamente predispone a la incorporación a estas
pandillas
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Mutilación genital femenina
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Acción violenta que cercena la libertad sexual de las mujeres
afectadas. Hay distintas formas de realizarla, con significativas secuelas
físicas, psicológicas, sexuales, obstétricas y sociales
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Planchado de senos
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Forma de violencia sexual en niñas a las cuales se les altera su
normal desarrollo mamario para, supuestamente, disminuir el riesgo de que
sean agredidas sexualmente al variar la silueta femenina
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Sumisión química
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Se utilizan sustancias químicas para conseguir la manipulación de la
víctima con el objetivo de manipular su voluntad, memoria, juicio crítico,
y modificar comportamientos, y de esa manera poder realizar actos
delictivos como es la agresión sexual de la víctima. Las vías de
administración predominantes son la oral y la que se realiza a través de
pinchazos
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Radicalización violenta
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El riesgo de que una persona menor de edad sea manipulada por una
visión radicalizada de una religión o una idea política es un riesgo severo
para su salud tanto individual como para la sociedad en que se desarrolla.
Favorece dicha situación en las víctimas el haber sufrido rupturas abruptas
en sus relaciones familiares, escolares y sociales. Es fundamental la labor
preventiva de los profesionales que atienden infancia y adolescencia
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Uso de armas
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El uso de armas de fuego por parte de adolescentes es un riesgo que
afectará a las sociedades europeas en un futuro relativamente próximo. La
formación en este tema será necesaria para los profesionales de la pediatría
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Explotación sexual
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Es una forma de violencia sexual contra la infancia que consiste en la
participación de un niño o una niña en actividades sexuales a cambio de algo,
ya sea una ganancia económica o bien de otro tipo, o incluso la promesa de
esta ganancia para una tercera persona o personas, la persona agresora o el
propio niño o niña
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Matrimonios infantiles/forzados
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Los matrimonios forzados son aquellos que se producen cuando uno de
los contrayentes no ha dado su permiso, y es infantil cuando alguno de los 2
participantes es menor de 18 años, conculcando sus derechos, recogidos en la
Convención sobre los Derechos del Niño. Existe un control y una coerción, o
por parte de sus familias o de la comunidad, anulando su consentimiento y con
consecuencias penales. Son habituales en regiones de Oriente Medio, África y
Asia, aunque también se observa en países occidentales
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Ciberpatologías
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Las ciberpatologías son las consecuencias del inadecuado uso de las
tecnologías de la información. Son la antítesis del concepto de la salud
digital, en la cual se hace un uso adecuado, saludable, seguro, crítico y
responsable de las tecnologías de la información. Dentro de las
ciberpatologías se distinguen:
– Grooming: son acciones deliberadas por parte de un adulto destinadas a
establecer contacto con un/a menor en Internet con el objetivo de obtener una
satisfacción sexual
– Ciberacoso: cualquier comportamiento realizado a través de medios
electrónicos o digitales, por individuos o por grupos de similar edad a la
víctima, que de manera repetida y a través de mensajes se comunican con
aquella de manera hostil, agresiva, con el objetivo de generar daño y malestar
– Sexting: es la difusión de material sexualizado propio o ajeno, producido
de forma voluntaria. Su producción no es delito, pero sí se transforma en él
cuando ocurre su difusión, divulgación o reenvío en contra de la voluntad de
la víctima, y viene tipificado como delito en el ordinal 7.o del artículo 197 del Código Penal
– Sextorsión: es el chantaje, extorsión o amenaza por parte del victimario,
el cual posee material visual de contenido erótico de la víctima
– Otras consecuencias del mal uso de las tecnologías de la información son la
pornografía infantil, la elaboración por los propios adolescentes de material
pornográfico y su posterior venta a través de la red, las conductas adictivas
a Internet, el acceso a comunidades peligrosas (anorexia, bulimia,
autolesiones, etc.), el riesgo de radicalización, o los retos a través de la
red o social challenge
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