Wilson Hernández
Angelo Cozzubo
José Carlos Aguilar
Denise Ledgard
Jorge Agüero
El Perú ha sido uno de los países más golpeados por la COVID-19, siendo ya un país con
altos índices de violencia familiar. En ese sentido, el objetivo de este estudio ha sido
evaluar el impacto de la cuarentena sobre la violencia familiar en el Perú. Se emplearon
los registros administrativos de las llamadas recibidas por la Línea 100 del Ministerio de la
Mujer y Poblaciones Vulnerables, el único servicio telefónico de atención para víctimas de
violencia en el país. A diferencia de otros trabajos previos, en este estudio se diferencian
los efectos de las medidas de confinamiento sobre la violencia familiar en función de las
víctimas (violencia contra mujeres en relación de pareja y violencia contra niñas y niños
ejercida por padres, madres, padrastros o madrastras), tipos de violencia (psicológica, física
y sexual) y niveles de riesgo de violencia (leve, moderado y severo).
En primer lugar, el efecto es distinto en función del grupo de víctimas analizado. Mientras que
la violencia de pareja tendió a aumentar, la violencia contra niñas y niños tendió a disminuir.
Esto sugiere que los factores que inciden en la aparición o la intensificación de las agresiones
en el hogar se diferencian según el grupo de población afectado, y probablemente varíen
en cada caso las causas de la violencia. En otras palabras, los factores que motivan a las
mujeres a comunicarse con la Línea 100 son distintos de aquellos que hacen que niñas y
niños recurran a ese servicio. Es poco probable que el menor número de llamadas de niñas
y niños a la Línea 100 se deba a una reducción de la violencia en ese grupo de población,
sino que probablemente responda a las mayores dificultades que las personas menores de
edad enfrentan para efectuar las llamadas. De forma similar, la intensificación de distintos
riesgos identificados en al análisis cualitativo sugiere que la violencia contra las mujeres ha
aumentado y que el aumento del número de llamadas a la Línea 100 no solo respondería a
un traslado de la demanda desde los servicios presenciales cerrados durante la cuarentena
hacia dicha línea. El aumento de la violencia en otros países, incluso con encuestas de
prevalencia, sugiere que el aumento de la violencia por el confinamiento debe ser mayor.
Hay víctimas “nuevas” que lo más probable es que sean objeto de agresiones poco severas,
siendo mayor la probabilidad de que busquen ayuda en servicios telefónicos.
En segundo lugar, el efecto sobre la violencia no es lineal: su tamaño y su sentido varían.
Durante las dos primeras semanas de la cuarentena el volumen global de llamadas a la Línea
100 cayó de forma inmediata y abrupta. Luego la tendencia cambió de sentido y se alcanzó
un pico de aumento hacia la semana 10 de la cuarentena. Si bien la literatura previa también
halló efectos opuestos en cuanto a su sentido, lo hizo para tipos de violencia distintos
(Campedelli, Aziani y Favarin, 2020; Leslie y Wilson, 2020; Piquero et al., 2020). Este trabajo
es el primero en identificar efectos de duración dinámicos en el tiempo y con sensibilidad de
cambio a muy corto plazo para un mismo tipo de violencia. Debido a que esos efectos no
son sistemáticos, sino restringidos a ciertos tipos de violencia, se descarta que obedezcan a
procesos de adaptación de las familias a la cuarentena o a cambios de la productividad de las
operadoras. Más bien, los resultados del análisis realizado en nuestro trabajo sugieren que los
factores asociados a la violencia son sensibles a las condiciones del confinamiento forzado
y a los estresores sociales y económicos que aparecen cuando se prolongan las medidas
de confinamiento que afectan la economía e introducen estrés económico en los hogares.
Diversos trabajos previos han enfatizado estas relaciones mediante enfoques distintos que
apuntan nuevamente a las complejidades introducidas por el mayor tiempo de convivencia
de las parejas durante la pandemia (Arenas-Arroyo, Fernandez-Kranz y Nollenberger, 2020;
McCrary y Sanga, 2020). En otras palabras, no es solo el confinamiento forzado lo que propicia
la violencia, sino las condiciones bajo las cuales este se da y se prolonga.
En tercer lugar, el efecto de las medidas de confinamiento obligatorio durante la pandemia
fue claramente distinto por tipo de violencia (psicológica, física o sexual). Los resultados de
este estudio son similares a los hallazgos de Perez-Vincent et al. (2020) para Argentina,
según los cuales tanto la violencia psicológica y como la violencia física aumentaron
durante la pandemia. Los resultados de este estudio señalan que el patrón de aumento del
número de llamadas está fuertemente influenciado por las llamadas por casos de violencia