Por: Edwin Ticlla Colunche
El sistema penitenciario peruano, depende del sistema de justicia que se administra en nuestro país, la gran cantidad de sanciones a fortalecido el régimen abierto, pero que sin embargo ha llegado a un punto de hacinamiento. El endurecimiento de las penas y otras causas.
La reinserción a la sociedad se refiere a reincorporar a la sociedad a las personas que cumplieron una condena en prisión y que ahora se encuentran en libertad, este es el fin del sistema penitenciario, que las personas se reinserten, una vez que hayan cumplido su pena y recibido tratamiento. En este caso, el Estado debe facilitar el acceso al empleo, la salud y otras variantes que se consideran como factores de riesgo, para para minimizar la posibilidad de que los individuos caigan en la reincidencia y vuelvan a delinquir.
En este ensayo busco describir de manera general el sistema penitenciario para luego entender las nuevas perspectivas de la resocialización tanto en medio abierto como en medio cerrado, lo primero como una alternativa con evidencia de reintegración a su comunidad, para que en medio cerrado se pueda mejorar el tratamiento con una mejor atención a la población diferenciada, como actualmente sigue la tendencia de las cárceles en el mundo, pero que en nuestro país el nivel de hacinamiento es una de la problemática que cada vez interfiere más en el tratamiento.
El tratamiento que reciben las personas privadas de su libertad y las personas con sentencias en Medio Libre, lo reciben a través de programas, en el primer caso con TAS, CREO y DEVIDA y extramuros con CAPAS, RETO, NO MÁS PROBLEMAS y FOCOS, que por problemas presupuestales atiende a una población reducida, sin embargo, los resultados han sido exitosos. Dichos programas han sido elaborados por los profesionales del INPE, quienes también hacen el monitoreo mensualmente.
A pesar de todo, será importante analizar los nuevos paradigmas en el sistema penitenciario en Latinoamérica y el mundo para poder alinearse y adaptarse, ya que producto de grandes investigaciones y ejecución de programas y elaboración de instrumentos de valoración de violencia, ha permitido elaborar estrategias, modelos de intervención y gestión de riesgo, en base a evidencia lo que permite una mayor efectividad en el tratamiento, tomando en cuenta también, que el sistema penitenciario no actúa solo, sino que tiene que trabajar de la mano con el sistema de justicia.
Estado actual del estado actual del
sistema penitenciario
La población del
sistema penitenciario nacional está compuesta por las personas procesadas con medidas
de detención y personas sentenciadas a pena privativa de libertad que se
encuentran en los establecimientos penitenciarios; personas liberadas con
beneficio penitenciario de semilibertad o liberación condicional y personas
sentenciadas a pena limitativa de derechos que son atendidas en los establecimientos
de la dirección de Medio Libre.
Según las estadísticas que presenta el INPE (enero, 2019), la población del sistema penitenciario es de 113,460 personas. De ellos, 91,228 se encuentran en establecimientos penitenciarios y 22,178 personas asisten a establecimientos de Medio Libre. El interno que obtiene su libertad por beneficios penitenciarios se acerca a los establecimientos de Medio Libre a reportar sus actividades del mes; así como continuar con su tratamiento post penitenciario. Sin embargo, en algunos casos los beneficiarios no se apersonan a dar cuenta de sus actividades, por lo que el establecimiento de Medio Libre comunica a la autoridad judicial correspondiente sobre su incumplimiento, la cual evaluará su revocatoria. La población penitenciaria tiende a crecer año tras año.
Los datos anteriores permiten mencionar el tema del hacinamiento, la capacidad de albergue evidenciaba un hacinamiento del 129% en promedio nacional. Es decir, 50 de los 69 penales se encontraban hacinados, llegando inclusive a registrar cifras del 506% de sobre población como era el caso del establecimiento penitenciario de Jaén y de 483% en el caso del E.P. del Callao, según se manifiesta en el informe de transferencia de gestión de INPE (2016).
Según Magán (2016) menciona que esta problemática impulsada por el crecimiento exponencial de la población penitenciaria en los años anteriores, el deterioro de la infraestructura física, trabas en la gestión de los proyectos de inversión pública , la escasa asignación de presupuesto, la limitada disponibilidad de terrenos; así como la obligatoriedad de cumplir con diversos trámites con procedimientos largos que postergaban la construcción de nuevos penales y el mantenimiento de los existentes.
El sistema penitenciario nacional, enfrenta numerosos desafíos asociados a su principal problemática: el creciente hacinamiento de la población penal (que ya alcanza el 141%), afectando de manera directa tanto a la seguridad dentro de los establecimientos penitenciarios como a las actividades de tratamiento penitenciario, orientadas a la reinserción de los internos y a los servicios que se les brinda (salud, educación y trabajo).
Existe una peligrosa tendencia al abuso de la prisión no justificada objetivamente por supuestas razones de seguridad ciudadana: la tasa de delitos va, por un lado, la utilización de la prisión por otro y la percepción subjetiva de inseguridad por parte de los ciudadanos es ajena a las dos anteriores (CNDDHH, 2015). El marco jurídico está orientado al endurecimiento de penas, la sobre criminalización de las conductas delictivas, el abuso de la cárcel como única respuesta al incremento de la criminalidad y la restricción de beneficios penitenciarios. En este último caso, no se toma en cuenta que los beneficios son un mecanismo pedagógico esencial para facilitar la reincorporación a la vida en sociedad.
Si bien contamos con una Unidad Estadística que realiza un valioso trabajo registrando y sistematizando información sobre los internos a nivel nacional, se requería información complementaria como la que arrojará el Censo Nacional Penitenciario. Ahora podemos conocer las características familiares de los internos, el detalle de los delitos que han cometido, si consumían o no drogas o alcohol antes de su internamiento, así como el alcance de los servicios que reciben en los establecimientos penitenciarios. De este modo, con el cruce de ambas fuentes, contaremos con un potente caleidoscopio que permitirá entender las características y dimensiones de la población penal con mayor profundidad a fin de tomar acciones más precisas a través de la Política Nacional Penitenciaria.
Finalmente, debemos entender que los problemas del sistema penitenciario repercuten de manera directa en la seguridad ciudadana, vale decir, en toda la sociedad. Por ende, es deber de las instituciones que conforman el Estado contribuir con el fortalecimiento del sistema penitenciario, lo que significa contribuir con el fortalecimiento de la seguridad de todos los peruanos (INDAGA, 2016). La diferencia entre el número de internos y la capacidad de albergue se profundizó a partir del año 2011. Debido a estos factores, vinculados más a un tema de política criminal que penitenciaria, la mayoría de los penales en el Perú se ven sometidos una fuerte presión por las condiciones de reclusión de un número cada vez más creciente de internos, el endurecimiento de las penas y la reducción de beneficios penitenciarios. En ese sentido, la sobrepoblación y el hacinamiento afectan seriamente los servicios, principalmente aquellos dirigidos a la rehabilitación y resocialización de los internos, generando una sobredemanda que no puede ser atendida a cabalidad, debido a los recursos escasos con los que cuenta la administración penitenciaria.
De acuerdo con la proyección estadística realizada por el MINJUS, para los próximos 20 años, es decir para el año 2035, el Perú contará con 222,487 internos para una capacidad de albergue de 58,187, requiriéndose 83 penales para cubrir la brecha, ante ello, se requiere aplicar medidas urgentes que contrasten el problema del hacinamiento y asegure su reinserción de la población penitenciaria.
La nueva configuración de la población penitenciaria nos muestra que – tomando en cuenta los años 2012 y 2019 – en los establecimientos de Medio Libre, notamos un cambio importante, que la cantidad de población que sale de penales con beneficio penitenciario ha disminuido de 19,935 a 6,397, lo que indica que cada vez más, las sentencias de ejecución plena en las cárceles; por otro lado, las sentencias limitativas de derechos han aumentado de 4, 377 a 14, 941 sentenciados. Esto da la oportunidad de repensar el tratamiento e incluir nuevas variables.
II. ¿Qué entendemos por resocializar?
Según Pérez y Merino (2014), la reinserción es entendida como la acción de volver a formar parte de un conjunto o grupo que, por algún motivo, se había abandonado. La mayoría de las veces esa razón se debe a un accionar delictivo, es decir, un individuo que mató o robó y fue sentenciado a prisión por tal conducta, una vez que cumple su condena, de uno, dos, o veinte años, tendrá el derecho que le otorga la ley de salir en libertad y, por tanto, la posibilidad de reinsertarse en la sociedad, de volver a vivir con otros individuos respetando los derechos de estos como principal misión y también disponiendo de obligaciones.
Reinserción a la sociedad para Sancha y García (1987) es vista como el fin de las penas y las instituciones penitenciarias, por cuanto, el fin último de la resocialización, mientras que esta última es un proceso por el que un hombre privado de la libertad participa para lograr reinsertarse a la sociedad a la que le fallo.
Según Ojeda (2012), el concepto de reinserción significa volver a encauzar al delincuente dentro de la sociedad que lo vio cometer un delito. Para él, el comportamiento criminoso es la consecuencia de un desajuste social del individuo, una forma de reacción a los esquemas y valores de la sociedad, a la cual él pertenece, y que no logra aceptar o asimilar; la reinserción va dirigida a obtener la responsabilización del reo hacia él mismo y hacia la sociedad a través del logro, sea de un mayor conocimiento de sus deberes y una mayor capacidad de resistencia a los estímulos criminosos, sea al reconocimiento de su culpabilidad o de los errores cometidos en el pasado.
La reinserción social refleja la confianza que como sociedad se deposita sobre un individuo que más allá de los errores que haya cometido puede iniciar un camino mejor en su vida gracias al arrepentimiento, pero además muestra la capacidad de superación que tiene un ser humano gracias a la fuerza de voluntad y a su capacidad de reflexión.
Términos asociados a la reinserción como también lo manifiestan Mendoza, C. y Velasquez, Z. (2018):
A) Inserción laboral
El empleo es un factor clave en la reintegración exitosa de los liberados/sentenciados. El empleo es más que una simple fuente de ingresos, proporciona estructura, rutina y oportunidades para contribuir al trabajo y las vidas de otros mientras facilitan contactos sociales valiosos, ayuda a los ex internos a reconectarse con elementos de la comunidad y contribuye a aumentar su autoestima, confianza en sí mismo y eficacia propia.
Obtener un empleo legal es una de las mejores formas de predecir el éxito de los ex internos. Además, éstos típicamente retornan a la comunidad con muy poco dinero, si es que lo tienen con frecuencia restringido a sus bajas ganancias obtenidas por su participación en el trabajo de la prisión.
Niven y Olagundove (2002) mencionan que es menos probable que los liberados/sentenciados que hayan podido asegurar un puesto de trabajo legítimo, en particular en puestos de mayor calidad y salarios más altos, vuelvan a delinquir que aquellos exprisioneros sin oportunidades de trabajo legítimo, pero la relación entre empleo y reinciencia no es tan clara. Sin embargo, se ha sugerido que lo bueno del empleo con respecto a reducir la reincidencia puede estar relacionado con la calidad del trabajo, más que el sólo hecho de estar empleado.
B) Apoyo familiar
Las familias de los delincuentes son una fuente potencial de apoyo y asistencia para la reinserción en la comunidad. Hay cierta evidencia de que a los delincuentes con mayor apoyo familiar les va mejor en cuanto a obtener empleo y tener mayor estabilidad en el mismo que aquellos con menor o ningún apoyo, según menciona Graffam (2004). El desafío del apoyo familiar, o su falta, es particularmente importante para las ex internas mujeres, que tienden a ser todavía más estigmatizadas que los hombres, hasta el punto de no ser capaces de retornar a su familia y a su comunidad.
C) Vivienda y apoyo económico
Según Nilsson (2003), la vivienda es un factor importante en la transición del delincuente a la comunidad y puede determinar si su reintegración social tiene éxito o no. También tiene implicaciones directas sobre el empleo. En general, los delincuentes liberados de la prisión reciben poco apoyo previo para asegurar que cuenten con vivienda y con frecuencia no son capaces de encontrarlo en la comunidad. El aislamiento social es una experiencia central para muchos liberados/sentenciados que pueden terminar sin hogar o con una vivienda inestable e inadecuada. Los delincuentes reincidentes con frecuencia señalan la falta de vivienda adecuada como un factor clave del fracaso de su transición a la vida en la comunidad. Se ha encontrado una relación indirecta entre la vivienda y reincidencia, dado que es más probable que los delincuentes que tuvieron dificultades con respecto a la vivienda vuelvan a ser condenados que aquéllos que no los tuvieron.
La falta de vivienda es con frecuencia una consecuencia directa del encarcelamiento. La ausencia de vivienda adecuada para los delincuentes liberados en la comunidad puede hacer que éstos se concentren en las partes más problemáticas de la comunidad en donde hay altos índices de delincuencia y desorden y falta de servicios de apoyo. La vivienda inestable o insegura tiende a aumentar las dificultades que encuentran los delincuentes con problemas de abuso de substancias o salud mental.
Existen una serie de intervenciones de tratamiento a nivel de régimen cerrado, las cuales cuentan con los siguientes programas:
El INPE cuenta con diversos programas estructurados, tanto intra como extramuros, como el El Programa INPE/DEVIDA ha venido ejecutándose en 18 establecimientos penitenciarios del país, lo cual ha permitido disminuir el consumo de drogas de los internos participantes del programa. Con este programa se ha permitido prevenir y afrontar situaciones de riesgo de consumo de sustancias ilícitas, el manejo de estrategias de auto intervención para evitar posibles recaídas, mejora su proyecto de vida, consolidar habilidades sociales, capacidad para afrontar con éxito situaciones problemáticas y toma de decisiones racionales, entre otros.
El Programa TAS está dirigido a internos primarios sentenciados por violación sexual y viene funcionando en el Establecimiento Penitenciario de Lurigancho, donde han egresado 168 internos con penas cumplidas, beneficios penitenciarios y comparecencia restringida.
La ejecución del Programa CREO ha garantizado y favorecido la participación de instituciones externas que, vienen brindado apoyo en el desarrollo de actividades que se idéntica con los resultados esperados, como los gobiernos regionales y más específicamente en el caso del Gobierno Regional de Piura, que facilitó la actividad de los capacitadores Técnicos Productivos al Programa CREO del establecimiento penitenciario de Piura, logrando que el 80% de los internos adquieran conocimientos y prácticas de producción de confección, serigrafía, carpintería y cerámica el estado del tratamiento penitenciario evidenciaba una población penitenciaria ociosa que favorecía a la comisión de delitos asociados al crimen organizado desde el interior de los establecimientos penitenciarios.
Sumado a ello, la falla de control en el cómputo de las horas de trabajo que desarrollaban los internos favorecía a la corrupción y propiciaba la liberación de delincuentes de alta peligrosidad que accedían a beneficios penitenciarios de disminución de su pena por horas de trabajo realizados.
A nivel de extramuros, los programas que ejecuta Medio Libre, encontramos el programa FOCOS (Fortaleciendo Competencias Sociales para Liberados) está orientado a fortalecer las habilidades sociales para una convivencia pacífica en personas que egresan de los establecimientos penales con beneficios de semilibertad y liberación condicional.
El programa RETO (Retomando Eficacia Tomando Oportunidades) tiene como objetivo entrenar a sus participantes en las competencias personales y sociales para que puedan enfrentar con éxito la conducta de riesgo del consumo de drogas, asimismo busca promover adecuadas relaciones familiares y fortalecer sus capacidades laborales.
El programa CAPAS (Capacidades personales para afrontar situaciones de riesgo con éxito) busca mejorar en las personas intervenidas las capacidades para identificar los riesgos de transgredir la ley, así como desarrollar estrategias para afrontar estos riesgos con éxito.
Es un programa que se centra en enseñar a pensar y en desarrollar habilidades para relacionarse bien. Está orientado a dotar de habilidades para mejorar las relaciones interpersonales, así como la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Las personas con conductas irreflexivas o agresivas suelen carecer de estas habilidades cognitivas, solo ven una salida, la conducta violenta. El lema y propuesta del programa es: Pensar antes de actuar nos es difícil.
III. Los desafíos de la resocialización en nuestro país
La reinserción social entendida como reincorporar a la sociedad a las personas que cumplieron una condena en prisión y que ahora se encuentran en libertad. Las personas que están cumpliendo condena en prisión tienen al alcance de la mano desde la posibilidad de formarse y tener una educación reglada hasta aprender un trabajo para luego fuera tener una profesión. Pero no sólo eso, además pueden participar en programas específicos de intervención, pueden disfrutar de las distintas actividades culturales que se organizan, tienen la oportunidad también de acogerse a los variados programas y proyectos dentro del ámbito deportivo que se preparan.
El termino reinserción social se emplea con el fin de conceptualizar la integración social de aquel individuo que se encuentra viviendo al margen de esta. La razón de esta marginación se refiere al actuar delictivo del sujeto que lo ha llevado a cumplir alguna pena privativa de la libertad en el sistema carcelario. En el caso de sentenciados en Medio Libre, requiere supervisar e cumplimiento de sus sentencias, pero también, enlazarlo con otras actividades que permitan la reintegración comunitaria.
Desde el 2015 y oficialmente desde el 2018, la Dirección de Medio Libre realiza mega campañas de limpieza, arborización, pintado de colegios, etc., donde todos los establecimientos a nivel nacional, en una sola fecha, salen a realizar estos trabajos comunitarios, que previamente se coordinaron con autoridades locales, instituciones públicas y privadas, hasta la misma comunidad, para visibilizar la voluntad de cambio y la reparación del daño ocasionado, buscado quebrar el estigma que tiene la sociedad y a través de las coordinaciones que se tiene
Conclusiones
- El concepto de reinserción significa volver a encauzar al hombre criminal dentro
de la sociedad que lo vio cometer un delito. Siendo, en efecto, el
comportamiento criminoso, la consecuencia de un desajuste social del individuo;
una forma de reacción a los esquemas y valores de la sociedad, a la cual el
criminal pertenece, y que no logra aceptar o asimilar. - Los
criminales recientemente liberados de la prisión encuentran numerosos problemas
respecto a encontrar un puesto de trabajo. Estos problemas pueden incluir
factores personales, falta de alojamiento estable y factores sociales. La
mayoría de los criminales retornan a comunidades desventajadas con
oportunidades de trabajo limitadas. - El
uso excesivo de la prisión preventiva, el endurecimiento de las penas y la
reducción de los beneficios penitenciarios hace que cada vez más internos sean
recluidos en los establecimientos penitenciarios del país. - Las
malas condiciones económicas hacen que a los criminales les sea particularmente
difícil encontrar un trabajo adecuado. Los economistas laborales hacen notar
que la escasez de puestos de trabajo afecta desproporcionadamente a los más
desventajados y que los criminales están al final de la lista de preferencias
de los empleadores. - El
porcentaje de criminales que tienen por lo menos una condena anterior o que
tienen múltiples condenas previas pueden ser sumamente alto. Estos índices
altos de reincidencia conllevan costos importantes para la sociedad, tanto en
términos financieros como de seguridad pública. - La
supervisión posterior a la liberación importa para determinar el éxito de la
reinserción de los criminales y su reintegración en la comunidad. Sin embargo,
la supervisión es más que el simple monitoreo del cumplimiento de las
condiciones adjuntas a la liberación del criminal. Implica la gestión del
riesgo que presenta el delincuente, adquiriendo y/o organizando los recursos
para satisfacer sus necesidades y desarrollar y mantener una relación humana
con el delincuente que engendre confianza con límites apropiados. - Los
esfuerzos de reintegración social es proveer a los delincuentes el apoyo,
asistencia y supervisión que les ayudará a vivir sin delinquir al ser
liberados. Sin embargo, para que los programas tengan un impacto positivo, la
comunidad debe obviamente ser también receptiva.
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