Trata de personas y migración en tiempos de pandemia por COVID-19

Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú (IDEHPUCP)

En un contexto de emergencia sanitaria por COVID-19, los delincuentes se aprovechan de factores sociales, económicos y culturales para explotar a personas y dificultar su acceso a bienes y servicios básicos para satisfacer sus necesidades. De hecho, las dinámicas vinculadas a la trata de personas han sufrido diversas modificaciones a raíz de la pandemia y las medidas adoptadas para contenerla.

De este modo, se han reconfigurado los escenarios de riesgo a partir del aumento de vulnerabilidades en determinados grupos, como la población migrante (especialmente, en el caso de mujeres y niños, niñas y adolescentes).A raíz de los flujos migratorios de los últimos años, la población migrante de Venezuela en el Perú se encuentra afrontando retos para su integración socioeconómica que las y los coloca en una situación de vulnerabilidad propicia para la trata de personas, la cual se puede dar, por ejemplo, ante una falsa oferta de trabajo a través de redes sociales o de manera presencial.

A la par, las y los operadores de justicia encargados de la prevención, investigación, persecución y sanción del delito se enfrentan a nuevos retos. Por un lado, han visto mermadas sus capacidades de acción a causa del COVID-19, bien sea por haber contraído la enfermedad o por tener que redestinar sus esfuerzos a la aplicación y supervisión de las medidas de contención. Por otro lado, la captación y la explotación se han tornado más clandestinas, y se dan bajo nuevas modalidades, lo cual dificulta las acciones de identificación de víctimas e investigación del delito.

Respecto a este último punto, las TIC han tenido un rol central. Así, ante el aumento de la exposición a la virtualidad de potenciales víctimas, especialmente menores de edad, se han desarrollado nuevos métodos de captación y explotación a través de la suplantación de identidad, la aplicación de técnicas como la «pesca» o «cacería» virtual, el aprovechamiento de los flujos virtuales para maximizar los beneficios de la explotación, entre otros. El aprovechamiento de las TIC, además, no ha tenido un desarrollo similar por parte de las autoridades a cargo de combatir el delito. Un punto trascendental frente a este panorama es la necesidad de capacitación en el uso inteligente de estas herramientas al personal de la Policía Nacional del Perú y del Ministerio Público, especialmente en otras regiones que no sean Lima.

Por otro lado, en relación con la protección e identificación de las víctimas, se evidenció la estrecha relación de la trata de personas con las necesidades de protección internacional que debe brindar el Estado, específicamente en el caso de víctimas extranjeras.

Y, aunque el modelo de intervención penal del Estado está centrado en la persecución y sanción del agresor y sus redes, se requiere que, sobre todo en el caso de grupos de especial protección, como población migrante, niñas, niños, adolescentes, mujeres, personas LGTBIQ+, personas en situación de movilidad, entre otras, se articulen esfuerzos centrados en las necesidades de las víctimas y sus condiciones de vulnerabilidad.

Todos estos hallazgos son valiosos para identificar nuevas vías y caminos que pueden adoptarse en la lucha contra la trata de personas; particularmente, en escenarios de movilidad humana y frente a las nuevas complejidades generadas por la pandemia del COVID-19.

MIGRACION-unnamed-1 Trata de personas y migración en tiempos de pandemia por COVID-19

Dificultades y desafíos para investigar el femicidio en Latinoamérica

Victoria Gambetta

feminicidio Dificultades y desafíos para investigar el femicidio en Latinoamérica


En América Latina, la problematización de las muertes de mujeres en estas circunstancias recientemente ha dado lugar al concepto de suicidio femicida, el cual denota los suicidios de mujeres motivados por sus experiencias prolongadas de victimización por violencia de género, especialmente en el marco de la (ex)pareja. Esta denominación se ampara en evidencia que muestra a la ideación suicida como parte de las consecuencias negativas de la violencia de género sufrida de forma crónica (Programa Regional de la Iniciativa Spotlight para América Latina [PRISAL], 2021). Al día de la fecha, El Salvador es el único país del continente que ha tipificado al suicidio femicida como delito, mientras que en Chile está siendo posicionado en la agenda pública por el movimiento de mujeres (Pagola, 2021).

 La violencia letal contra las mujeres es un problema global que despierta gran preocupación por sus impactos en el bienestar de las personas, y que demanda la implementación de acciones eficaces para su prevención y combate. Dadas las resonancias del femicidio en la región, Latinoamérica ocupa una posición de liderazgo en la construcción de conocimiento sobre un fenómeno sumamente complejo de delimitar, investigar e intervenir. En vista de ello, quienes investigamos el femicidio tenemos el reto de formular preguntas novedosas con un suficiente conocimiento de fondo sobre los alcances de las respuestas que podemos obtener.

A la hora de investigar sobre femicidios, la pluralidad conceptual, las dificultades para traducir la teoría a la práctica, y el tipo de información secundaria con la que nos vamos a encontrar nos enfrentan a una serie de conflictos y desafíos. Primero, debemos asumir que nos ubicamos en un campo de disensos sobre cómo representar el fenómeno, la naturaleza de la violencia que comprende, y el grado de heterogeneidad que admite. Ello demanda que tomemos decisiones conceptuales en función de los aspectos sobre los que queremos llamar la atención, para transformar nociones y romper sentidos comunes.

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Segundo, debemos conocer los problemas de validez que actualmente existen para captar analíticamente las motivaciones sexistas por detrás de los homicidios, la alta complejidad metodológica que ello demanda, los atajos más comunes que podemos tomar para observarlas empíricamente, y las connotaciones políticas que estas decisiones acarrean. Que nuestro compromiso profesional con la producción de conocimiento sobre femicidios no nos haga perder de vista por qué es necesario diferenciarlos del resto de las muertes de mujeres, y podamos volcar esta reflexión a la interpretación de cualquier proxy que utilicemos.

Por último, están los conflictos entre la información que necesitamos y la que efectivamente está disponible. En base a estos (des)encuentros decidimos qué analizar, con qué salvedades, y con qué otros datos nos parece adecuado efectuar comparaciones, dados los distintos contextos de producción de datos estadísticos. Por ejemplo, para comparar tasas de femicidio entre distintos países, es preciso considerar que están afectadas por factores tales como la capacidad del Estado y sus agencias para captar todos los homicidios, las tasas de esclarecimiento de los casos penalmente investigados, y la voluntad de la administración pública para incorporar indicadores de motivaciones sexistas en la construcción de estadísticas.

Todas estas consideraciones son fundamentales para formular y comunicar diagnósticos cabales sobre el femicidio en Latinoamérica, pero también para identificar vacíos de conocimiento e imaginar propuestas metodológicas pertinentes. Esto posibilitará que se tejan puentes entre la academia y el Estado para elaborar propuestas que mejoren sus sistemas de información y les permitan resolver problemas concretos. Como señalan Dawson y Carrigan (2020), el trabajo de los actores y actrices del sistema de justicia criminal es indispensable para proporcionar mayor evidencia basada en datos que sea un insumo para el diseño de políticas adecuadas para prevenir la violencia de género hacia las mujeres.

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¿Podemos avanzar hacia una Criminología latinoamericana fundamentada en la evidencia?

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¿Podemos avanzar hacia una Criminología latinoamericana  fundamentada en la evidencia?

I Congreso Iberoamericano de Criminología, Victimología, Política Criminológica y Política  Victimológica, Perú, 2020

Prof. Juan Antonio Rodríguez, Ph.D.

Escuela de Criminología, Universidad de Los Andes

ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4111-1666)

Resumen

Este breve documento resume las ideas principales desarrolladas en el I Congreso Iberoamericano  de Criminología, Victimología, Política Criminológica y Política Victimológica organizado por la  Asociación Peruana de Criminología entre los días 24 y 29 de agosto de 2020. Esta es una actividad muy especial, quizá inédita, que congregó a más de 30 expositores que, de alguna u otra manera,  forman parte del desarrollo de la Criminología Iberoamericana. Por tal razón, resulta un espacio  propicio para discutir una serie de ideas que contribuyan al fortalecimiento de la investigación  científica relacionada con esta disciplina en la región.  

Palabras clave: Criminología, Latinoamérica, investigación científica, delincuencia, control social

Introducción  

En el contexto de esta ponencia, la evidencia no se corresponde con aquel elemento que juega un  papel clave como medio probatorio en el ámbito judicial y forense. La evidencia en esta  presentación hace referencia a la científica, esto es, aquel cuerpo acumulado de conocimiento  (información, datos, resultados, hallazgos, etc.) obtenido sistemáticamente por medio de la  investigación observacional o experimental, en otras palabras, mediante la investigación empírica. Una parte mayoritaria de la Criminología internacional (principalmente la denominada Criminología  del Norte Global) crece en función de este tipo de investigación. Esta es una forma particular de  búsqueda de la verdad, cuyo propósito fundamental es la producción de conocimiento científico  sobre la conducta desviada y el control social. En este sentido, queda claro que la evidencia empírica abarca datos recopilados a través de la investigación o trabajo de campo. En las Ciencias Sociales,  incluida la Criminología, la evidencia entendida en estos términos se ha sustentado en métodos  de investigación que recopilan datos desde un enfoque de tipo cuantitativo y/o cualitativo (ver  Tabla 1).

Tabla 1. Métodos cuantitativos y cualitativos de uso frecuente en Criminología

1. Meta-análisis

2. Ensayos controlados aleatorios

3. Estudios cuasi-experimentales

4. Encuestas (auto-informe y victimización)

5. Estudios cualitativos (entrevistas, grupos focales, observación participante, etc.)

La investigación criminológica de tipo cuantitativa implica métodos para la recolección de datos  numéricos que se analizan con el apoyo de la Estadística. En este contexto, los datos cuantitativos son cualquier tipo de información referida a medidas de fenómenos concretos  que, en el caso de la Criminología, se relacionan con el delito y con el funcionamiento y  estructuración del control social (formal e informal). Este tipo de investigación se desarrolla por  medio de estudios observacionales y experimentales y los métodos y técnicas más usados en  nuestra ciencia son las encuestas de victimización y de autoinforme, el análisis de estadísticas  oficiales (policía, cárceles y tribunales) y, con una presencia cada vez mayor en la Criminología, los ensayos controlados aleatorios y los estudios cuasi-experimentales.  

Por otra parte, la investigación cualitativa -con menos desarrollo- en la Criminología recopila y  analiza datos que no están expresados en números. Mediante los métodos de observación  cualitativos se captan e interpretan procesos y dinámicas (cognitivas, actitudinales,  simbólicas, etc.) difíciles de estudiar con métodos cuantitativos. Fundamentalmente, estos  datos permiten comprender e interpretar los fenómenos a partir de los significados que le  damos a las cosas. En Criminología, los métodos cualitativos se basan en entrevistas a  profundidad y semiestructuradas, grupos focales, estudios de casos, historias de vida, análisis  del discurso, observación participante, etc.

Con base en estas formas sistemáticas de generar evidencia empírica, la Criminología a nivel  mundial ha avanzado en la observación de la naturaleza y condiciones de sus dos objetivos claros  de estudio, en la teorización vinculada a ellos y, además, en las estrategias de intervención  (prevención y control) criminológica. Con respecto a esto último, en países donde el  conocimiento criminológico ha apoyado los procesos técnicos de elaboración de políticas públicas de seguridad ciudadana, los resultados han sido bastante satisfactorios. Un ejemplo de  esto es el Plan Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes en Colombia, cuya efectividad en la reducción y prevención de la violencia urbana y, en particular, del homicidio en algunas  ciudades de ese país, ha sido evaluada mediante diseños experimentales ya de uso frecuente  en la Criminología internacional (Sandoval y Marín, 2017).

La experiencia colombiana -y muchas otras a nivel mundial- deja claro que la intervención como  acción destinada a evitar/controlar la manifestación de conductas delictivas y desviadas debe  diseñarse considerando una serie de elementos como: el diagnóstico (cuantitativo y cualitativo) del fenómeno de intervención (p. ej., consumo de drogas en adolescentes, violencia hacia la  mujer, concentración de delitos por zonas, tasas de homicidios o feminicidio, etc.), los objetivos  de trabajo, la revisión de prácticas y programas previos basados en la evidencia, el diseño e  implementación de la intervención criminológica, la estimación de los costos-beneficios y la respectiva evaluación del proyecto de intervención. Dentro de esta lógica es fundamental el rol  que juega la evidencia científica en el proceso de diseño, aplicación y evaluación de cualquier  programa, plan o política criminológica. Si hay algo suficientemente comprobado en la  literatura es que las políticas y, en especial, las políticas públicas de seguridad ciudadana son en  muchas ocasiones orientadas por el sentido común y, ante esto, la evidencia científica (datos,  observaciones, hallazgos, etc.) debe ser crucial en toda decisión dirigida a la acción.  

Desarrollo

Tomando en cuenta el significado de la “evidencia” en el marco de esta exposición y, más  importante aún, quedando clara su trascendencia en el proceso de producción de información  científica sobre el delito y el control social, cabría preguntarse si ¿hay algún sector de la  Criminología latinoamericana que está comprometido con este enfoque científico de

construcción y aplicación de conocimiento soportado en la evidencia? y, más importante aún,  ¿se puede organizar una Criminología en la región que promueva y desarrolle la investigación  empírica soportada en métodos sistemáticos de recolección de datos?

Con referencia a la primera pregunta algunos autores (p. ej. Gabaldón, 2010) sostienen que la  Criminología Latinoamericana adquiere autonomía respecto al Derecho Penal o la Medicina en la década de 1970. Desde ese momento, esta ciencia ha tenido una fuerte influencia de la  Criminología Crítica, encargada especialmente de moralizar el funcionamiento de un orden  social que considera injusto, opresivo y, en consecuencia, importante para dar cuenta del  problema delictivo en la región (Gabaldón, 2010). Además, de los dos objetos claros de estudio  (conducta delictiva y control social), la Criminología latinoamericana ha dado mayor  importancia al estudio de la reacción o control social del delito. Ante este panorama ¿cuál ha  sido el rol jugado por la investigación científica -enfocada en la obtención de evidencia empírica en la construcción teórica o en el diseño, implementación y evaluación de programas de  intervención en esta región? La respuesta sería la de un rol poco protagónico. Los datos o  hallazgos derivados de la investigación científica no han tenido tanta presencia en nuestra  Criminología (Latinoamericana) en comparación con la desarrollada en Norteamérica o en  Europa Occidental. Sin embargo, el panorama no es tan sombrío en nuestro entorno. Por  ejemplo, y sin ningún ánimo de exhaustividad, algunos investigadores han hecho de los  métodos de investigación empírica -y la evidencia derivada de ellos- la base de estudios sobre  el miedo al delito en México, Chile y Costa Rica (p. ej. Dammert y Luneke, 2002; García-Castro  y Pérez, 2018; Vilalta, 2010), la violencia escolar en Colombia (Gómez y Chaux, 2014), los factores asociados a la conducta antisocial juvenil en Argentina, Perú, Uruguay y Venezuela  (Bobbio, Arbach y Redondo, 2020; Morales, da Agra, y Matsuno, 2019; Rodríguez, 2010, 2011, 2012, 2016; Sánchez de Ribera et al., 2019), el homicidio en Brasil y Venezuela (Antillano y Ávila,  2017; Ribeiro y Cano, 2016), el enfoque situacional del delito en Venezuela (Lafree y Birkbeck,  1988), las bandas en casi toda Centroamérica (Cruz, 2010) o el control social formal (policía,  tribunales y cárceles) en Argentina y Venezuela (Sozzo, 2007; Gabaldón, 1998).  

La escasa producción de evidencia empírica con interés criminológico en esta parte del  continente puede tener muchas razones históricas, culturales, institucionales y académicas. A la situación particular de la Criminología en Latinoamérica se le suma el hecho de que la misma  ha sido cultivada en su mayoría por juristas (penalistas) con una formación epistemológica y  metodológica particular que los separa del diseño y ejecución de un estándar de investigación  (cuantitativa y cualitativa) que conduzca a la obtención de hallazgos empíricos. Ante este  panorama ¿podemos avanzar hacia una Criminología latinoamericana fundamentada en la  evidencia empírica? La respuesta indudablemente es sí, pero para ello sería necesario avanzar  en los aspectos siguientes:

  1. El diseño y actualización de planes de estudio de Criminología (tanto a nivel de pregrado  como de postgrado) que incluyan contenidos relacionados con epistemología y metodología de la investigación cuantitativa y cualitativa.
  2. La creación y sostenimiento de más grupos de investigación científica.
  3. La promoción de la investigación empírica mediante revistas especializadas en  Criminología.
  4. La conformación y participación en redes de investigadores dentro y fuera de  Latinoamérica.
  5. El consenso en temas, perspectivas, agendas y proyectos (comunes y específicos) de  investigación criminológica para Latinoamérica.
  6. La organización de congresos, seminarios, talleres, etc. donde se discutan los avances  de la investigación empírica en la región.
  7. Las alianzas Criminología científica-gobiernos.  

Conclusión  

La Criminología latinoamericana ha estado fuertemente influenciada por la Criminología Crítica.  Además, hay en el actual pensamiento colectivo criminológico cierta actitud de reserva hacia la  corriente positivista que irrumpió a finales del siglo XIX y comienzo del siglo XX. A lo anterior se  le suma una atención casi absoluta al análisis (sistemático o no) del funcionamiento y estructura  del control social -especialmente del formal-, en detrimento del otro objeto de estudio de la  Criminología, es decir, del estudio de las causas de la desviación. Dentro de este panorama, la  investigación criminológica soportada en la evidencia empírica es minoritaria en Latinoamérica, aun cuando hay métodos de investigación científica (encuestas de autoinforme y victimización,  entrevistas, grupos focales, métodos experimentales, etc.) bien consolidados en el conjunto de  las Ciencias Sociales y que han sido aplicados -no con tanta frecuencia- en nuestro contexto.  Ejecutando medidas (académicas, políticas, técnicas, gerenciales, etc.) muy precisas, es  prometedor el futuro de este tipo de ejercicio de construcción de conocimiento criminológico  en esta parte del continente respetando, desde luego, nuestras especificidades históricas,  políticas, económicas, sociales y culturales que nos identifican y definen como región.

Bibliografía.  

Antillano, A. y Ávila, K. (2017). ¿La mano dura disminuye los homicidios? El caso de Venezuela.  Revista CIDOB d’Afers Internacionals, 116, 77-100.

Bobbio, A., Arbach, K. y Redondo, S. (2020). Juvenile delinquency risk factors: Individual, social,  opportunity or all of these together? International Journal of Law, Crime and Justice,  https://doi.org/10.1016/j.ijlcj.2020.100388.  

Cruz, J. (2010). Central American maras: from youth street gangs to transnational protection rackets.  Journal Global Crime, 11, 4, 379-398.

Dammert, L. y Luneke, A. (2002). Victimización y Temor en Chile: Revisión Teórico Empírica en Doce  Comunas del País. Chile: Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana de la Universidad de Chile  (CESC).

Gabaldón, L.G. (1998). Criterios situacionales de funcionarios policiales sobre el uso de la fuerza  física. Capítulo Criminológico, 26, 2, 315-338.

Gabaldón, L.G. (2010). La criminología latinoamericana: temas, perspectivas y políticas públicas en  el tránsito del milenio. Espacio abierto, 19, 2, 253-272.  

García-Castro, J. y Pérez, R. (2018). Fear of Crime and Cultivation Effect. Social and Psychological  Predictors. Universitas Psychologica, 17, 3, 1-14.

Gómez, C. y Chaux, E. (2014). Agresión relacional en preescolar: variables cognoscitivas y  emocionales asociadas. Universitas Psychologica, 13, 2, 565-574.

Lafree, G. y Birkbeck. C. (1988). El análisis situacional del delito con referencia a Venezuela y Estados  Unidos. Revista Cenipec, 11, 55-79.

Morales, H., da Agra, C. y Matsuno, M. (2019). Antisocial Behavior in Juvenile Offenders: A  Development Bioecological Approach. Journal of Prevention & Intervention Community, DOI:  10.1080/10852352.2019.1664712.

Ribeiro, E. y Cano, I. (2016). Vitimização letal e desigualdade no Brasil. Evidências em nível municipal.  Civitas, 16, 2, 285-305.

Rodríguez, J.A. (2010). Bajo autocontrol y conducta antisocial. Una perspectiva de Género. Revista  CENIPEC, 29, 213-240.

Rodríguez, J.A. (2011). Conducta antisocial en grupo: Una aproximación mediante ecuaciones  estructurales. Revista CENIPEC, 30, 237-264.

Rodríguez, J.A. (2012). Características psicométricas de la Low Self-Control Scale de Grasmick, Tittle,  Bursik y Arneklev: Resultados preliminares de una versión en español. Revista CENIPEC, 31, 207-237.

Rodríguez, J.A. (2016). Comunidad y delincuencia juvenil: El rol mediador de la familia y el grupo de  iguales. Revista Española de Investigación Criminológica, 14, 1-31.

Sandoval, L. y Marín, M. (2017). Efecto de la red de comunicación de cuadrantes de la policía en las  tasas de criminalidad en Bogotá, Colombia. Ecos de Economía, 21, 45, 4-23.

Sozzo, M. (2007). ¿Metamorfosis de la prisión? Proyecto normalizador, populismo punitivo y  “prisión-depósito” en Argentina. Urvio, 1, 88-116.

Vilalta, C. (2010). El miedo al crimen en México. Estructura lógica, bases empíricas y  recomendaciones iniciales de política pública. Gestión y Política Pública, 1, 3-36.  

Sánchez de Ribera, O., Trajtenberg, N., Shenderovich, Y. y Murray, J. (2019). Correlates of youth  violence in low- and middle-income countries: A metaanalysis. Aggression and Violent Behavior, 49,  1-22.

Herramientas criminológicas de investigación (inscripción)

 

unnamed Herramientas criminológicas de investigación (inscripción)

La Dirección General de Asuntos Criminológicos (DGAC) del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos en cooperación con el Instituto Latinoamericano de Criminología y Desarrollo Social (INCRIDES), el Observatorio Nacional de Política Criminal – INDAGA y la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo (USAT) está realizando la Conferencia en criminología: Herramientas criminológicas de investigación«.

 

A continuación, le brindamos la información correspondiente a la conferencia:

 

  • Conferencia: GRATUITA
  • Modalidad:  Virtual 
  • Día: jueves 25 y viernes 26 de marzo de 2021
  • Horario: de 18.00 a 20.00 horas
  • Constancia de participación: Es indispensable su asistencia a toda la conferencia virtual los dos días
  • Vacantes limitadas

 

PROCEDIMIENTO

 

Paso 1.- Debes responder al siguiente formulario google de inscripción  indicando tu nombre completo y N° de DNI, hasta el miércoles 24 de marzo o hasta agotar las vacantes.


Inscríbete aquí

 

Paso 2.- Responderán el correo el día miércoles 24 de marzo por la noche con la confirmación de tu asistencia y el enlace para que puedas ingresar a la plataforma web.


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 En esta ocasión, se van a desarrollar ponencias sobre herramientas y técnicas cuantitativas y cualitativas de investigación criminológica. Las ponencias estarán a cargo de lxs investigadorxs asociadxs (IAS) de INCRIDES:

Edwin Ticlla
Cecilia Caparachin
Mirian Cervantes y
Jhonny Adama

La cita virtual -previa inscripción en el correo del afiche- es este jueves 25 de marzo a las 6.00 pm. y viernes 26 de marzo a las 6.00 pm. (hora peruana). Las vacantes son limitadas. Quedan cordialmente invitadxs.