Para entender la violencia como concepto, debe ser considerada como parte de la distinción sustantiva e independiente entre delito y la criminalidad, primero, porque no es un concepto estático (cambiará según las costumbres sociales del sujeto y del grupo), y por tanto, por otro lado, la interacción que la produce siempre se lleva a cabo bajo la idea de superioridad, ya sea económica, física, intelectual, etc. Por tanto, es necesario hablar de la violencia como campo (Bourdieu, 1989), lo que significa que se observa el fenómeno de violencia provocado por las relaciones sociales. En este caso, múltiples sujetos y objetos sociales permiten o generan la recurrencia de la vida cotidiana.
Las estrategias dinámicas, en este caso, se ocupan de la desigualdad entre múltiples partes. En este sentido, la violencia es un proceso de distinción y clasificación, por lo que es imposible hablar de violencia en un sentido integral, pues el sujeto que interfiere en su construcción solo puede determinar la violencia de acuerdo a su contexto, por lo que es necesario hablar de violencia. La violencia, es decir, es necesario formular aclaraciones conceptuales y parámetros específicos para cada fenómeno, obviamente en aquellas estrategias dominantes con características organizativas horizontales.
La combinación de estos ámbitos como mecanismos para el análisis intelectual de la violencia ha orientado a las personas desde la perspectiva de la criminología, entre la compresión del delito y el fenómeno de que el delito parece ser completamente independiente, y la ruptura epistemológica lógicamente sostenida. , Resultando en una ruptura epistemológica. Anormalidades y posibilidad de observar el crimen como manifestación social vertical.
La narrativa de la violencia no debe basarse en la institucionalización de la seguridad, y mucho menos en el derecho penal; en cambio, debe desencadenar un cambio epistemológico sobre los factores de polarización social en función de circunstancias concretas (Valero Lumbreras, 2013), y avanzar hacia medidas preventivas de seguridad colectiva Dar un paso adelante. En este caso, la violencia se deriva del uso excesivo de poderes físicos y mentales contra una persona o grupo de personas. Entre los grupos vulnerables, especialmente cuando la violencia estructural es el cuerpo principal de violencia, muestran violencia primaria y secundaria.
Investigación en criminología (Miranda Medina et al., 2020). En este marco, Baratta (2004) enfatizó que había observado que la dinámica de la sociedad industrial en la primera mitad del siglo XX eran las raíces y consecuencias de la delincuencia, que se debían principalmente a las fuentes de los factores sociales, económicos, políticos y culturales.
Sin embargo, la importancia del enfoque jurídico-penal del delito solo se ubica en las sociedades industriales avanzadas. En estos países, la expresión intelectual de la criminología crítica observa y analiza los fenómenos de manera holística, es decir, es una lucha de clases. Proporciona una base para analizar el problema de la delincuencia. Existe una dicotomía entre burguesía y proletariado. Este punto de entrada clave de la criminología marca las pautas para la construcción de una sociedad violenta. Personifica la violencia y la ubica en una entidad abstracta. Esto significa que la violencia debe justificarse sobre la base de los derechos humanos o debe defenderse en cualquier circunstancia.
Siguiendo este orden de pensamiento, conviene reflexionar sobre el hecho de que los derechos procesales de estos grupos son considerados como grupos desfavorecidos en la sociedad por algún motivo. Esta es una situación similar a la de Latosenzu, que está en el marco de la violencia estructural. Desventaja (Martínez-Pérez, Sauceda-Villeda y & Moreno-Rodríguez, 2020). Es decir, la criminología crítica ayuda a entender la violencia como un fenómeno de desigualdad y caos institucional, pero también afirma que la criminología etiológica de esa época se formó en primer lugar. Los factores inherentes a los delincuentes les impiden observar las raíces sociales del delito, limitando así el pensamiento legal sobre la violencia.