¿Y si tratamos la violencia callejera como un problema de salud pública?
Nathalie Alvarado – Daniela Forero – Carolina Farias
América latina y el Caribe es la región más violenta del mundo. Nuestra área tiene un promedio de cuatro homicidios cada 15 minutos. En otras palabras, 400 asesinatos al día. Esta violencia afecta particularmente a los más jóvenes. el 90% de todas las víctimas de asesinato eran jóvenes de entre 18 y 25 años. Además, la violencia es principalmente armada: el 80% de los asesinatos de jóvenes en la región se han cometido con armas de fuego.
Hay modelos de represión que buscan detener el comportamiento violento a través de la aplicación proactiva de la ley a través de la policía, como es el caso de las redadas. Del mismo modo, hay modelos de disuasión que tratan de prevenir el comportamiento ilegal mediante medidas ejemplares contra los delincuentes. Aunque este tipo de modelos pueden generar resultados inmediatos, estas intervenciones no necesariamente conducen a un cambio duradero en el comportamiento social de los individuos. ¿Qué tipos de intervenciones son eficaces en situaciones particularmente críticas de violencia juvenil? Un trabajo que da excelentes resultados es el método Cure Violence, que trata la violencia callejera como un problema de salud pública.
Intervenciones prometedoras: Cure Violence y sus resultados
Cure Violence es uno de los pocos programas que han demostrado ser eficaces para prevenir la propagación de un delito de gran impacto social, como el homicidio. Utilizando el modelo de salud pública para combatir la violencia y trabajar con las pandillas, busca resolver pacíficamente los conflictos entre jóvenes en riesgo. Además, está buscando cambios reales en el comportamiento de la comunidad.
¿Qué tipos de intervenciones son eficaces en situaciones particularmente críticas de violencia juvenil? Un trabajo que da excelentes resultados es el método Cure Violence
El modelo Cure Violence se ha implementado en diferentes partes del mundo con resultados muy prometedores. Por ejemplo, una evaluación independiente en la ciudad de Chicago mostró que la implementación del modelo resultó en una reducción del 73% en los tiroteos en los barrios más violentos. En Nueva York, la aplicación de este método contribuyó a una reducción del 63% en los tiroteos en el área del Bronx. Y en Baltimore, una de las ciudades con la tasa de criminalidad más alta de Estados Unidos, generó una reducción del 56% en homicidios en uno de los barrios más violentos.
Sobre la base de la evidencia de la eficacia de este modelo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha apoyado a algunos países en la implementación de esta innovadora intervención. Por ejemplo, en Trinidad y Tobago, un año después del lanzamiento del proyecto Cure Violence, las comunidades que se unieron a la iniciativa registraron un 45% menos de crímenes violentos y una reducción del 23% en las llamadas a la policía por asesinatos y tiroteos. Y en Cuauhtémoc, México, los resultados preliminares parecen mostrar que las acciones de los mediadores comunitarios han logrado reducir los conflictos comunitarios en un 65%. En Honduras, en las comunidades donde se implementó el programa, los tiroteos se redujeron en un 88% y 94% en 2014 y 2015, respectivamente.
El caso más reciente es el de Cali, Colombia. En dos años (2018-2020), el piloto generó la interrupción temprana de casi 2.500 conflictos, con una tasa de éxito cercana al 85%. El modelo Colombia fue desarrollado con un acuerdo de asociación entre el BID, la Fundación Alvaralice y la Alcaldía de Cali, generando un modelo de enfoque multiactor que contó con la transferencia de conocimientos y aportes técnicos de todas las partes involucradas.
¿Cuáles son los elementos clave en el diseño de las iniciativas Cure Violence?
Teniendo en cuenta el contexto
El modelo debe adaptarse cuidadosamente a las realidades específicas de las comunidades interesadas. Este es el caso de San Pedro Sula, Honduras. Dado que el programa era nuevo para la comunidad, se decidió aplicarlo por etapas a fin de dar prioridad a la creación de relaciones sólidas entre los trabajadores del programa y los asociados locales, garantizando así la seguridad y la credibilidad de los participantes.
2. Protección e inversión en mecanismos clave de cambio
Para que el modelo Cure Violence sea efectivo, es necesario priorizar e invertir en una alta capacitación para los violentistas que les permita mediar en conflictos sin violencia, detectar conflictos a tiempo y obtener información y cooperación de diversos actores comunitarios. Por otro lado, también es esencial invertir en campañas de movilización comunitaria y educación pública que contribuyan a la sostenibilidad de la respuesta mediante el cambio de las normas comunitarias sobre la violencia.
3. Promover la articulación efectiva con la prestación de servicios sociales
Un problema importante en la aplicación de modelos Cure violence es la escasez de servicios sociales para desviar a los jóvenes de los factores de riesgo que los hacen vulnerables a la delincuencia y la violencia. A este respecto, es fundamental garantizar el acceso de esos jóvenes a la educación, el empleo, el espíritu empresarial, las terapias conductuales y los programas de desintoxicación.
4. La centralidad del individuo
Uno de los elementos transformadores y duraderos de este modelo es cambiar las reglas sobre la violencia, tanto a nivel individual como comunitario. Medir la efectividad de los programas, solo para reducir los tiroteos y homicidios, pierde de vista este componente esencial. Es importante desarrollar metodologías innovadoras para medir el impacto del modelo en los cambios de comportamiento en individuos y comunidades.
5. Priorizar la evaluación del proceso
Las pruebas han demostrado que la calidad de la aplicación desempeña un papel fundamental en el logro de resultados. Comprender claramente cómo se ha implementado el modelo tiene enormes beneficios, como identificar las diferencias críticas entre la planificación y la implementación, identificar las barreras y los facilitadores de la implementación, las influencias externas esta comprensión del proceso ayuda a informar el desarrollo de futuras intervenciones en diversos contextos y ajustar dónde se implementa el modelo.
La delincuencia y la violencia son un desafío estructural que repercute en el desarrollo económico y social de los países de la región. El intercambio de conocimientos y experiencias en el territorio entre el sector público, las universidades y los organismos internacionales es esencial para el desarrollo de políticas públicas basadas en experiencias y evidencias rigurosas. Los resultados concretos de modelos innovadores, como Cure Violence, demuestran que es posible medir resultados, generar impacto y transformar normas y comportamientos para hacer de América Latina y el Caribe la región segura y justa que todos los latinoamericanos merecen.
“Cure Violence”: ¿Y si tratamos la violencia callejera como un problema de salud pública?