En un mundo globalizado y en constante cambio tecnológico, la innovación se convierte en un imperativo para la supervivencia de las organizaciones (Hagel III y Brown, 2013). Sin embargo, países como Colombia enfrentan un contexto particular con desafíos como la pobreza, la desigualdad y la corrupción (Revelo-Rebolledo y García-Villegas, 2010). En este contexto, resulta necesario adaptar métodos de innovación exitosos a las realidades locales.
Los métodos ágiles, surgidos inicialmente en el desarrollo de software, han demostrado ser efectivos en diversos contextos, incluyendo América Latina (Hidalgo, Kamiya y Reyes, 2014). Estos métodos se basan en principios como la adaptabilidad, la colaboración con los usuarios y el aprendizaje a través de la experimentación.
Uno de los métodos ágiles más relevantes es el modelo de desarrollo de clientes, que propone un proceso iterativo de aprendizaje y descubrimiento para validar hipótesis sobre el producto y los clientes (Blank, 2007).
Otro referente importante es el modelo lean manufacturing, que busca reducir el desperdicio de recursos y aumentar la velocidad de entrega de productos (Ries, 2011).
El pensamiento de diseño, por su parte, aporta herramientas para encontrar soluciones a problemas complejos a través de la empatía con el usuario y la experimentación (Buchanan, 1992).
El método lean startup ha ganado especial atención por su aplicación en empresas como Dropbox, Paypal, Merk, Fujitsu y GE, e incluso en agencias gubernamentales de Estados Unidos (Ries, 2011; Brown, 2012). Este método propone un proceso ágil e iterativo de validación de hipótesis para la creación de nuevos negocios o proyectos de innovación (Ries, 2011).
El método Lean Startup ha ganado gran popularidad entre las metodologías ágiles, siendo implementado con éxito en empresas como Dropbox, Paypal, Merk, Fujitsu y GE, e incluso por entidades gubernamentales. Su objetivo central es acelerar la creación de empresas o proyectos innovadores, optimizando la definición de un modelo de negocio sólido a través de un ciclo iterativo de validación de hipótesis. Este método, que se basa en las prácticas de la empresa de videojuegos IMVU, propone un ciclo de tres fases: Crear, Medir y Aprender.
En la fase de Crear se desarrolla un prototipo simple y funcional (Producto Mínimo Viable – PMV) que refleja las hipótesis del modelo de negocio. Luego, en la fase de Medir, se evalúa el PMV con clientes reales para obtener datos sobre su comportamiento y validar las hipótesis. Finalmente, en la fase de Aprender, se analizan los datos obtenidos para identificar qué funciona y qué no en el modelo de negocio, permitiendo generar «aprendizaje validado». A partir de este aprendizaje, se puede decidir si es necesario realizar un «pivote», es decir, un ajuste estratégico en el modelo de negocio. Si bien la eficacia del método Lean Startup aún genera debate, su creciente adopción y los resultados obtenidos en diversos contextos lo convierten en un fenómeno emergente que merece ser analizado en profundidad, especialmente en el contexto de América Latina, considerando las características y limitaciones de las pymes en la región.