En el campo de la psicología clínica, los profesionales utilizan el término «depresión» de una manera muy precisa. Este nivel de precisión incorpora la identificación de patrones definitorios y la clasificación de tipos.
Los patrones definitorios de la depresión incluyen una variedad de síntomas que generalmente se agrupan en cuatro categorías:
- Síntomas afectivos: incluyen bajo estado de ánimo, tristeza y desánimo.
- Síntomas cognitivos: incorporan pensamientos negativos sobre uno mismo, el mundo y el futuro, baja autoestima, desesperanza y remordimiento.
- Síntomas conductuales: abarcan la retirada de actividades sociales, la reducción de conductas habituales, la lentitud al caminar y hablar, la agitación motora y la actitud desganada.
- Síntomas físicos: se refieren a aspectos del apetito, el sueño y, en general, la falta de «energía», así como otras molestias.
Por lo tanto, la depresión se manifiesta a través de diferentes síntomas, lo que significa que una persona puede experimentar la depresión de manera diferente a otra, dependiendo de la predominancia de un patrón u otro. En última instancia, son los modelos clínicos los que ponderan los síntomas de acuerdo con su lógica.
La clasificación de los tipos de depresión también cuenta con una variedad de categorías. Tradicionalmente, han sido predominantes dos dicotomías, no excluyentes entre sí. Una es la que distingue entre depresión endógena, que se asocia con la condición psicótica (de carácter no reactivo y de supuesto origen biológico), y la depresión no endógena, que se asocia con la condición neurótica (de carácter reactivo y de supuesto origen psicológico). Aunque esta dicotomía ha sido mayormente abandonada, todavía se reivindica en lo que respecta a la endogeneidad biológica.
La segunda dicotomía distingue entre la depresión bipolar, cuando el episodio depresivo alterna con uno de índole maníaca (la versión actual de la psicosis maníaco-depresiva),Los clínicos utilizan el término depresión de una manera pretendidamente precisa 1. Forma parte de esta precisión la identificación de unos patrones definitorios y la clasificación de tipos 1. Los patrones definitorios de depresión consisten en una variedad de síntomas que suelen agruparse en cuatro tipos: síntomas afectivos (humor bajo, tristeza, desánimo), síntomas cognitivos (pensamientos negativos de sí, del mundo y del futuro, baja autoestima, desesperanza, remordimiento), síntomas conductuales (retirada de actividades sociales, reducción de conductas habituales, lentitud al andar y al hablar, agitación motora, actitud desganada) y síntomas físicos (relativos al apetito, al sueño y, en general, a la falta de «energía», así como otras molestias).
En consecuencia, la depresión vendría dada por diferentes síntomas, de modo que una persona podría estar deprimida diferentemente de otra, según la preponderancia de uno u otro patrón. En todo caso, serán los modelos clínicos los que, en definitiva, van a ponderar los síntomas de acuerdo con su lógica.
La clasificación en tipos de depresión cuenta, igualmente, con una variedad de categorías. Tradicionalmente han sido dominantes dos dicotomías, no excluyentes entre sí. Una es la que distingue entre depresión endógena, cuya línea asociativa conlleva la condición psicótica (de carácter no-reactivo y de supuesto origen biológico), y la depresión no-endógena, cuya línea asociativa conlleva la condición neurótica (de carácter reactivo y de supuesto origen psicológico).
La segunda dicotomía distingue entre depresión bipolar, cuando el episodio depresivo alterna con uno de índole maníaca, y depresión unipolar, cuando únicamente cuenta con el polo depresivo.
Dentro del trastorno depresivo unipolar se distinguen, a su vez, varios subtipos, como el episodio depresivo mayor, trastorno depresivo mayor (recidivante), trastorno distímico, trastorno depresivo no-específico, y otros trastornos del estado de ánimo.
Cada uno de estos sistemas dispone de criterios por los que se puede clasificar la depresión en un tipo u otro, y en caso de no poder hacerlo, se asigna a la categoría de «otros trastornos» o «no-específico».
La clasificación de la depresión se basa en los sistemas DSM-IV y CIE-10, que proporcionan criterios ateóricos y objetivos para clasificar los diferentes tipos de depresión.
Referencias bibliográficas:
- Vallejo, J. (2000). La depresión: ¿una enfermedad o un síndrome? Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 20(72), 13-27.
- American Psychiatric Association. (1994). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (4th ed.). Washington, DC: American Psychiatric Association.
- Organización Mundial de la Salud. (1992). Clasificación de los trastornos mentales y del comportamiento: CIE-10. Descripciones clínicas y pautas para el diagnóstico. Madrid: Meditor.